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Las raíces de la impresión 3D se remontan a los años 1980, con la invención de las primeras tecnologías de estereolitografía y modelado por deposición fundida. Estas tecnologías abrieron el camino para la creación de prototipos y la producción de objetos tridimensionales utilizando un proceso de capa por capa. Sin embargo, los primeros sistemas eran complejos y costosos, limitando su uso a la investigación y las industrias de alta tecnología. Con el tiempo, la tecnología se ha vuelto más accesible y sofisticada, impulsando su expansión a sectores como la medicina, la construcción y la industria alimentaria.
